martes, 5 de julio de 2011

Pa que nunca TE me olvides

Sesión uno de reiki.

Todo comienza con la relajación. Odio la relajación, por que en lugar de relajarme empiezo a pensar en mil pendejadas, menos en la que debo: concentrarme en relajarme. Esta vez lo intenté bastante, y me costó.

Primero me vi en un cuarto totalmente negro, no me veía a mi misma, pero sabía que estaba ahí; en el segundo tramo de mis pensamientos aislados, me vi en un cuarto totalmente blanco, yo vestida de blanco y descalza; el tercer pensamiento ó imagen fue, otra vez yo en las nubes. Era impresionante sentir las nubes en mis manos, en mi cuerpo, poder tocarlas como siempre he querido. Otra vez perdí la concentración, -va de nuevo, concéntrate en la música-, me dije. Y así seguí. Otra vez en el cuarto oscuro, pude notar cómo un punto blanco brotaba en una esquina, observé el punto blanco y cada vez se hacía más grande, pude meterme en él y llegué al cuarto blanco, era muy tranquilo, me daba paz. Nuevamente en la esquina inferior izquierda se abría un punto, entre blanco y azul, noté que entre más me concentraba, más grande se hacía, yo sabía, de alguna manera, que tenía que entrar por ahí. Entré, me quedé impactada al ver una escalera de nubes, fui subiendo cada escalón, la sensación en mis pies era increíble, la textura y frescura de las nubes inigualable. Al subir el último escalón estaba todo lleno de nubes, entré, atravesé una pared de nube, el contacto de las nubes en mi cara fue lo más increíble hasta ese momento. Caminé sobre ellas, me senté, luego me acosté en ellas, boca abajo como solía hacer cuando estudiaba o me daba por escribir, encontré una caja de crayolas, tomé la color lila y comencé a dibujar una nube, se veía bonita, alcé la cara y estabas tú, con esa sonrisa que no siempre mostrabas, con esa misma sonrisa con la que (ahora recuerdo) aquella vez me abriste la puerta, ese día estabas solo, abriste y me pareció extraño que sonrieras al verme, recuerdo haberlo tuiteado, incluso está entre mis favoritos aún. Te vi y comencé a llorar, no hacía puchero, no suspiraba, ni jalaba aire como normalmente se llora, fue un llanto diferente, las lágrimas caían, podía sentirlas en mi cara, en mis mejillas, en mis ojos, me dijiste que no te llorara más, que tú estás bien, que ya no te duele nada, te vi como estabas hace un año o dos, totalmente bien, fuerte, grande, te dije que me haces mucha falta, que te extraño siempre y me dijiste que siempre estás conmigo, justo como en ese momento, te pedí que te acercaras, que me abrazaras y me dijiste que no, comencé a llorar más fuerte, me dijiste que aún no era tiempo, yo me preguntaba ¿Entonces cuándo? Pero nunca te pregunté, me contemplabas mientras lloraba y me repetías que no te llorara más pero, ¿Cómo no iba a llorar, cómo no voy a seguirte llorando si eres lo que más me hace falta en la vida? Dijiste que tenías que irte, y yo no lo entendí, fue muy poco el tiempo, no pude abrazarte, no pude platicar casi de nada contigo, y me dijiste nos vemos pronto.

Cuando te fuiste volví a la realidad, totalmente no me fui pues sentía las cosas que pasaban a mi al rededor y estaba consciente de todo. Al hablar con la señora sobre lo que había sentido quise ocultar todo sentimiento, sólo dije 'Vi a mi abuelo' y ella me lo confirmó 'Él estuvo aquí' me pareció impactante que describiera todo lo que nos dijimos, cómo te vi, incluso sin ella conocerte. Salí desconcertada, ¿Qué había pasado ahí? Esa pregunta aún no puedo respondérmela. Lo que sí se, es que fui realmente feliz al verte.

Han pasado más de dos semanas y aún puedo recordar la sensación de tranquilidad en el cuarto blanco, las ganas de salir lo más pronto posible del cuarto negro, la sensación de las nubes, el poder tocarla, pero sobretodo, cada noche pienso en cómo te vi, en que estás conmigo a cada momento, pero sigo esperando cuando 'ya sea tiempo' de que vengas y me abraces, sigo extrañándote, sigues siendo parte del cada día, ahora más que nunca te has convertido en el motivador para que yo haga cada día mejor las cosas, para que mi tatuaje cobre vida y me recuerde el significado, y a veces, sí, debo aceptarlo, hablo contigo aunque nadie me escuche.

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